Ni la mejora de Inglaterra la salva de volver a pasar con sufrimiento. Si ante Eslovaquia lo resolvió en la prórroga, esta vez no lo valieron los 120 minutos y tuvo que superar los fantasmas de la Euro 2020 en los penaltis, con el quinto lanzamiento de Trent Alexander-Arnold, para deshacerse de una meritoria Suiza (5-3) tras acabar empatando (1-1).
Southgate entraba por fin en razón. Tras las numerosas críticas por sus formaciones y el juego aburrido de los Three Lions, tuvieron que llegar los cuartos de final para que hiciera ajustes para mejorar. Y lo logró en lo que parecía una evidencia, juntar a Bellingham y Foden por dentro. Pasó a un 3-4-3 en el que la curiosidad fue que Saka y Trippier jugaron de carrileros a pierna cambiada y la novedad fue Konsa. Solo una, como también en Suiza, que optó por colocar a Rieder más arriba y abierto en el carril a Ndoye, un perfil más ofensivo que defensivo.
No hacía falta rascarse mucho la cabeza para intuir que el juego de combinación de Inglaterra iba a crecer de manera exponencial. Menos en una contra en el primer minuto de los de Murat Yakin que heló la sangre de los británicos, el resto del primer tiempo estuvo controladísimo. Curioso fue ver que en ataque Trippier y Saka estuvieron colocados casi como extremos, pero en la práctica estaba tan hundida Suiza, incapaz de sacarle el balón a los jugones, que no se notó en la pérdida. Fundamental fue el del Arsenal en la primera mitad, llevando el peso de partido en el último tercio, encarando o corriendo a la espalda, pero faltó encontrar el rematador en el último pase.
Suiza hizo como frente a Alemania. Se cerró con ayudas por dentro muy rápido y claramente se notó que no podía hacer mucho a no ser que jugara con al sexta marcha Inglaterra. Lo intentó Foden buscando paredes que no entendieron sus compañeros, con un Bellingham que, ante la presión sobre Pickford de rival, se convirtió en la referencia como viaducto en balones largos. La más clara, que no llegó ni a ser disparo, llegó justo en el último minuto, con un desborde de Saka, pase atrás para Mainoo pero fantástica entrada de Xhaka para taponar.
Esa Inglaterra dominadora pero incapaz de romper de romper a Suiza desapareció en el descanso. Alguien tocó el botón de apagado, porque el partido cambió de forma drástica y los de Murat Yakin se hicieron con el dominio total. Valientes, aceptando el desafío y sin miedo a sufrir a sus espaldas. Una batalla que tenía como protagonistas a Konsa y Embolo, en un duelo vibrante en la marca. Pero el problema venía a ser el mismo que habían tenido los Three Lions, Suiza era incapaz de romper la organización británica.
Lo hizo el más inesperado. Schär se inventó un pase que podría haber firmado el mismo Modric, Ndoye, ya de punta tras salir Vargas del campo, la puso y el desvió ligero de Stones le cayó a Embolo a placer, explotando de alegría la grada roja (75’).
La reacción de Southgate fue acertada e inmediata. Trippier no había funcionado en todo el partido en ataque, condicionado al ser diestro y jugar por izquierda, y era el momento de jugársela poniendo talento en el campo como Eze y Palmer. Receta del éxito, porque de golpe la posesión de Inglaterra empezó vertiginosa y le llegó esta vez con verdadero espacio a Saka, que se sacó un misil ajustadísimo desde el pico del área que Sommer ni vio (80’). Un clásico del futbolista del Arsenal.