Hace un par de semanas, el portal de MLB publicó un trabajo en el que analizaba la recuperación de Luis Arráez después de un preocupante inicio de campaña.
En la nota, avisaban: “Arráez aún tiene la oportunidad de hacer algo que nadie ha hecho en la Era Moderna: ganar un título de bateo con tres equipos diferentes”.
Ese pronóstico está más vigente ahora, cuando el jugador de los Padres de San Diego saltó al segundo lugar en el liderato de bateo de la Liga Nacional y con su promedio de .341 amenaza al súper astro de las Grandes Ligas Shohei Ohtani, que batea para .348.
En San Diego, como es de esperarse, están encantados con la llegada del venezolano desde Miami. La afición lo ama y hasta el manager Mike Shildt está rendido a sus pies: “Arráez es un mago con el bate en sus manos. Es especial de verdad. Impone el ritmo. Gran energía. Gran mentalidad”.
El ritmo que ha impuesto en la última semana es asombroso. En los últimos 7 juegos su línea es de .546/.559/.697, OPS de 1.256 con 18 hits en 33 turnos y su primer cuadrangular del año.
Ya estaba comenzando a tomar su nivel en Miami, pero una vez que fue enviado al equipo californiano el 4 de mayo se desató. En los 17 juegos que ha disputado con su nuevo uniforme sólo se ha ido en blanco en dos ocasiones y en 10 ha bateado más de un imparable, incluyendo una racha de 8 choques multihits que amplió el jueves con su segundo duelo seguido de 4 inatrapables.
Con ese despliegue, Arráez amenaza al dos veces ganador del MVP Ohtani y desafía a la historia. Hasta ahora, ningún jugador de MLB ha sido campeón bate en temporadas consecutivas y con equipos diferentes. Y él viene de celebrar la corona de bateo de 2022 en la Liga Americana con los Mellizos y la de la Liga Nacional en 2023 con los Marlins.
