La libertad. Esa es, además de su familia, una de las cosas que Gregorio Pernía más ha echado de menos tras su paso por La casa de los famosos.
Si bien inicialmente todo se veía como una gran aventura, una vez dentro se dio cuenta que no puede estar encerrado, ni mucho menos, separado de los suyos.
Así lo contó tras su renuncia a su puesto en el reality. Ya fuera, junto a sus seres queridos y libre como el viento, mostró la razón que le impedía sobrellevar el encierro en la casa más famosa de la televisión. No hay dinero que pueda pagar la paz mental, ni lugar como la casa frente al mar donde es tan dichoso con sus amores.
A través de sus historias de Instagram, el actor colombiano mostró parte de su paraíso terrenal, su espacio sagrado a donde pertenece y, en definitiva, la verdadera casa de sus sueños.
“Este es el patio de la casa”, expresó mientras mostraba el mar y su horizonte. “Aquí no se vive en ninguna mansión ni nada, es una casa muy sencilla que se la voy a mostrar… con las cosas que yo les digo, lo poquito, la sencillez y la austeridad son cosas más bonitas que los grandes lujos”, dijo reflexivo a las 6 de la mañana, hora en la que se levantó a tomar su “cafecito”.
Y añadió. “Cuando yo digo que soy multimillonario es por esto. ¡Y eso que no les he mostrado el yate”, dijo refiriéndose al barquito con el que se traslada a las islas cercanas. “Ahora me pego un baño en el mar, me como una arepita de huevo, sabroso”, continuó.
El artista enseñó varios rincones de su bella morada donde crecen los plátanos y otras plantas que junto a su esposa, Érika Rodríguez, miman y cuidan con mucho amor. Tablas de surf, una moto campera y, sobre todo, toda la alegría es lo que inunda el hogar de Pernía y su familia.
