Cuando el manager Dave Roberts le pidió a Mookie Betts que fuera a su oficina hace casi dos semanas, el astro de los Dodgers no sabía qué esperar. Se encontraban en medio de los entrenamientos primaverales y su enfoque se había centrado en volver a adaptarse a jugar en la segunda base.
Una vez que Roberts le notificó a Betts que los Dodgers tenían planes de trasladarlo al campo corto, el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en el 2018 quedó claramente sorprendido. En ese momento, nadie habría culpado a Betts si éste hubiese dudado en aceptar. Después de todo, Betts ya estaba haciendo un cambio de posición importante, trasladándose desde el jardín derecho, donde ha ganado seis Guantes de Oro, a la intermedia.
En cambio, Betts lo vio como un reto. No necesitó que Roberts hiciera mucho esfuerzo de convencimiento. Betts abrazó la idea inmediatamente.
“Lo más importante para mí es ganar”, exclamó Betts. “Me puedes colocar donde quieras. Siempre y cuando esté en el diamante, voy a dar todo en el terreno y veremos qué pasa después de eso”.
Desde que se convirtió en paracorto titular, ha sido una experiencia de altibajos para Betts. En sus primeros encuentros en esa posición, quedó en evidencia que Betts no ha jugado en el campo corto en más de una década. Sin embargo, en algunas jugadas, Betts mostró destellos de por qué los Dodgers piensan que colocarlo ahí es la mejor decisión en pro del equipo.
“Me siento más confiado ahora”, dijo Betts. “Pero necesitaré acumular experiencia ahí para que mi confianza vaya en aumento. Pero al llegar al estadio, saltar al terreno, siento que puedo hacer cada jugada. Creo que ésa será una mentalidad bien importante para mí de ahora en adelante”.
